Vivimos en en una época donde el turismo se ve, se percibe y se desarrolla a través de dos corrientes totalmente opuestas entre sí. Por un lado observamos como se construyen cada día y en todas partes del planeta gigantes complejos hoteleros, se promocionan barcos cruceros grandes como ciudades, se planifica, se urbaniza y se construyen colosales parques temáticos y centros de ocio, de compras y deportivos (simulando a veces la naturaleza) para atraer al turista.
Por el otro lado, la corriente sostenible y natural, desarrolla y crea otro tipo de turismo. El slow-turismo, el turismo de experiencias, ofertas que incluyen compartir, aprender de otras culturas, observar, recorrer minimizando el impacto, inter-actuar con la naturaleza y con el local…
Hoy os traigo un ejemplo de esta segunda corriente y oferta turística, Formosa un destino turístico natural. Una provincia apenas conocida en el ámbito turístico fuera de las fronteras de Argentina. Una tierra que décadas atrás no osaba imaginarse llamarse turística y que hoy, gracias precisamente a su naturaleza agreste y casi virgen se presenta como una forma de destino natural y sostenible.
Formosa
Hay que irse a hasta el nordeste del país y hasta donde Argentina limita con Paraguay para encontrar a Formosa. El trópico de Capricornio atraviesa esta provincia que forma parte, junto con otras de Argentina, de la región del “Gran Chaco”, la segunda zona boscosa más grande de América después de Amazonia. El Gran Chaco mide 1 millón de km2 y ocupa varias provincias de Argentina, parte de Paraguay, de Bolivia y de Brasil.
Foto: Ministerio de turismo de la provincia de Formosa
Formosa es una de la provincias más pobres de Argentina, y que esto no asuste, porque el bajo PIB se contradice con la gran riqueza natural que esta provincia posee y que es claramente el centro de su atractivo turístico. Formosa es dueña de un paisaje agreste, salvaje, autóctono, diverso y muy verde.
El clima sub-tropical y la cantidad de lluvias que recibe esta tierra divide a la provincia en dos regiones o dos ecosistemas: el monte seco y el monte húmedo. Esta diferencia climática hace de Formosa una de las provincias con más diversidad biológica de Argentina. De árboles de madera dura, arbustos con espinas y una tierra seca donde las temperaturas alcanzan los 45º en verano, Formosa pasa a grandes llanuras, sabanas con palmeras, cañadas, bañados y selvas en galería.
Distintos ecosistemas que albergan a multitud de animales, aves, peces y especies vegetales.
Foto: Esteban Widnicky
Foto: Esteban Widnicky
Algunos de sus atractivos turísticos:
El Bañado la Estrella en Formosa es el tercer humedal más grande de América después del Pantanal de Brasil y de los Esteros de Ibera. Ocupa 400.000 ha., cruza la provincia de oeste a este casi en un 75% de su totalidad y en su camino pasa por tres departamentos o comarcas.
El Bañado la Estrella se formó por los continuos desbordes del río Pilcomayo que se suceden en la zona desde hace más de 70 años. Las aguas del río ocupan parte de lo que hasta entonces era el bosque seco o el “Impenetrable” de Formosa, pero los árboles de madera dura que pertenecían a este bosque aún siguen en pie y se asoman de su mitad para arriba por las aguas del bañado dejando un paisaje sumamente llamativo y peculiar.
Foto: Esteban Widnicky
El Parque Nacional Pilcomayo
Un Área protegida en en el extremo nor-este de la provincia (limita con Paraguay) y mide casi 45.ooo ha. El parque nacional Pilcomayo alberga zona de grandes pastizales, sabanas, palmares y más selvas en galería en la parte más alta. En la parte más baja es donde se encuentran los esteros, los bañados y las lagunas, la más importante de ellas, la Laguna Blanca, un gran espejo de agua de 800 ha.
Foto: Ministerio de turismo de la provincia de Formosa
Un mundo animal desconocido
La llanura de Formosa, su clima, sus ríos, lagunas y bañados permiten que se desarrollen las selvas de galerías. Estas selvas, que se presentan rodeando los ríos, más el monte seco en Formosa, albergan un mundo animal desconocido: la corzuela, el pecarí, el tapir, el oso melero, el yaguareté, el yacaré, el mono aullador son solo algunos de sus habitantes.
Foto: Ministerio de turismo de la provincia de Formosa
Foto: Ministerio de turismo de la provincia de Formosa
Un paraíso de aves
De 1.000 especies de aves presentes en Argentina, en Formosa viven 500. Loros, tucanes, bandurrias, cigüeñas, ñandúes, garzas, águilas, aguiluchos, entre otras y muchas más se aparecen de una forma natural y reiterada en el camino del visitante.
Foto: Ministerio de turismo de la provincia de Formosa
El turismo en Formosa
Formosa hace apenas unos años que comienza a desarrollarse turísticamente, a agrupar, clasificar y promocionar su diversidad ecológica, a recuperar su monte (tristemente desmontado en parte) a mostrar con orgullo sus ríos, sus parques, sabanas, aves, animales y bañados.
Así que, visitar esta provincia puede ser una experiencia natural en todos los sentidos, al poder descubrir toda su diversidad biológica de la forma más espontánea posible y al poder hacerlo rara vez con mucha compañía turística.
A través del turismo la provincia tiene la posibilidad de proteger toda su riqueza natural, su fauna y su flora que desde hace muchos años es amenazada por el desmonte, el reemplazo por otros cultivos y por la caza furtiva. Además el fomento del turismo natural y la conservación de su diversidad biológica le permite a Formosa directa e indirectamente generar puestos de trabajo y colaborar en el aumento de la calidad de vida de sus habitantes.
De esta forma el reservorio de vida animal, vegetal y de cultura viva de la provincia de Formosa se abren sin demasiadas sofisticaciones al turista en busca de lo natural y en busca, no solo de satisfacción personal, sino también en busca de colaboración con el desarrollo social de los habitantes de los lugares que visita.
Fuente: Sudamericana.eu
Fotos: Estebam Widnicky
Fotos: Ministerio de turismo de Formosa
